Inquietante... Ha retratado usted la fuerza de la Naturaleza a través de su espíritu, el aire. Permítame...
Esos cirros que cubren la escena, absolutamente dinámicos en sus diagonales, cual hebras cortantes de cabello helado, apelmazan contra las cimas de la Tierra los cúmulos que va pariendo el calor de la vida.
Y bajo ese estallido inconmensurable de fuerza, estamos nosotros, guarecidos en las pequeñas cosas de la vida.. Nuestros poderes, chiquitos, apuntan al cielo con sus torres, consiguiendo solo mostrar su insignificancia ante la majestuosidad eterna del Azul.
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Inquietante... Ha retratado usted la fuerza de la Naturaleza a través de su espíritu, el aire. Permítame...
Esos cirros que cubren la escena, absolutamente dinámicos en sus diagonales, cual hebras cortantes de cabello helado, apelmazan contra las cimas de la Tierra los cúmulos que va pariendo el calor de la vida.
Y bajo ese estallido inconmensurable de fuerza, estamos nosotros, guarecidos en las pequeñas cosas de la vida.. Nuestros poderes, chiquitos, apuntan al cielo con sus torres, consiguiendo solo mostrar su insignificancia ante la majestuosidad eterna del Azul.
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